Instagram

miércoles, 19 de agosto de 2009

En ruta: Villalba - Cambados (487 kms.)


Ver mapa más grande

Cuando despertamos al día siguiente, la niebla envolvía lo envolvía todo. Bien provistos de ánimo, nos sirvió para decidirnos por la autopista, que seguimos hasta La Coruña, sin llegar a entrar en la ciudad, y de allí a Carballo para hacer la primera parada en Malpica. Tras diez o veinte minutos de marcha, la niebla fue disolviéndose y, poco antes de la costa, vimos el sol. Bueno, realmente vimos nubes, pero al menos vimos algo.


El día amaneció con 'un poco' de niebla.


En Malpica pusimos el pie por primera vez. Abandonábamos las vías rápidas y, de alguna manera, comenzábamos allí el viaje por la costa. Desde Malpica, a Camariñas pasando por Vimianzo. Antes pasamos por Corme, Laxe... Vamos empalmando las vías costeras mientras cruzamos pequeños pueblos de pescadores. Las carreteras son agradables y las nubes, enganchadas a la primera línea de costa, nos hacen pasar por momentos de sol y momentos de cielo gris.


Malpica.


La esquina del mundo

La fama se la lleva Finisterre, o Fisterra. Es verdad que el nombre ayuda, pero llegar hasta este fin del mundo es con frecuencia decepcionante. Es una suerte de romería con puestos de mercadillo incluidos (no en vano llega hasta allí una extensión del Camino de Santiago) situada en un lugar con vistas al oeste, una vez superada la ría donde se encuentra Corcubión. Un lugar para ver anochecer, pero poco más.

La verdadera esquina del mundo se encuentra en el Cabo Villano, o Vilán. Se accede desde Camariñas a una lengua de tierra desde la que ves a un lado el Cantábrico (es fácil recordar la costa por la que venimos desde hace varios días) y, al otro, el Atlántico. La disposicón despista, pues uno está situado de tal forma que el Este queda a la izquierda, como si viéramos la península desde la distancia. La carretera pasa junto a una empresa de cultivo de algas y a un parque eólico que sirven para dar escala al conjunto. Se llega así a un faro blindado contra el oleaje que acoge un pequeño museo sobre la Costa de la Muerte y los naufragios que en ella se han producido. Un cartel indica cómo llegar al Cementerio de los Ingleses. Otro día os contaré esa historia.


Supergiulia hace fotos en Cabo Vilán



Autorretrato doble.



Entre Cabo Vilán y Camariñas



Antígona en Finisterre, una romería


La AC-550


Después de volver de Finisterre, tomamos la carretera que recorre las Rías Altas por la costa y desemboca en las Rías Bajas. La misma vía pasa por Ezaro, Caldebarcos, Carnota, Miñarzo, Louro, Muros, Noia, Porto do Son, Ribeira... Es una ruta costera, con el asfalto separado en ocasiones por sólo un par de metros del mar; es una carretera de esas que aún atraviesa pueblos, desde la que ves los puertos, la playas; tiene, además, buen asfalto, y está bien dotada de curvas gracias al paisaje tortuoso de la recortada costa gallega, que retuerce el camino para adaptarlo a sus dobleces. Por contra, en agosto, el tráfico es abundante, pues la zona, aunque no está muy masificada, es eminentemente turística.


Un kilómetro cualquiera de la AC-550



Más vistas desde la carretera



Carretera realmente 'costera'.

No os dejéis engañar por las distancias en línea recta, pues las carrteras aquí están plegadas como un mapa viejo. Para que os hagáis una idea, llegamos a comer a Finisterre, y hasta la hora de la cena no estábamos en Cambados. Bien es cierto que no dimos con el camino más directo, que obviamos algunos peajes que nos hubieran teletransportado. El error más grave de los que cometimos -amén de ir siempre por la costa cuando fue posible- fue saltarnos el desvío que une las márgenes de la ría de Arousa a la altura de Catoira y no de Padrón, hasta donde nos fuimos nosotros. Por lo menos, pasamos por Iria Flavia, el pueblo, amén de cuna de Cela, con el nombre más bonito del mundo. Al menos, hasta que se demuestre lo contrario.

No hay comentarios: