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miércoles, 13 de junio de 2007

Milagros de la telefonía móvil

Se conocían desde niños y, aunque la diferencia de edad habría hecho que en cualquier otro lugar no hubieran coincidido en clase, la escuela de su aldea era tan pequeña que alumnos de diferentes cursos compartían un aula con pupitres destartalados. Luego volvieron a coincidir un par de veces en la capital, entre promesas de llamadas telefónicas que nunca se produjeron. En aquel momento no había móviles aún. Luego llegaron las compañías de telefonía móvil -todas con logotipos de colores muy chillones- y en un encuentro en un bar intercambiaron el número de teléfono. Por aquel entonces eran casi vecinos y no lo sabían. Nunca se duarían, pero comenzaron a enviarse mensajes en los que se contaban casi todo. Empezaron a salir, a hablar por teléfono, a confesarse acunados por canciones de músicos que parecían conocerlos mejor que ellos mismos. Cuando se besaron por primera vez tenían tantas caricias pendientes que nunca pudieron separarse.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

sencillamente perfecto!
A veces pasa que no te das cuenta de lo que tienes delante...hasta que lo pierdes.

Milagros dijo...

De una claridad que surca lo cotidiano. Bello de principio a fin.

Saludos,

marta dijo...

Hay veces que se dicen tantas cosas por mail, mediante mensajes o con canciones que no nos pertenecen sin poder ver al otro que cuando te encuentras cara a cara tan sólo queda tiempo para las caricias...