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miércoles, 20 de agosto de 2014

Desafío Castilla y León: segundo 'medio ironman'

Completando una de las vueltas en bici (foto Julia Fernández)
Cuando me inscribí, animado por la compra de la cabra y en una vorágine planificadora, a tres 'medioironmans' para esta temporada, supuse que el segundo de ellos, a mediados de agosto en plena Tierra de Campos, iba a ser una lucha contra el calor abrasador en rectas interminables y llanas de la provincia de Valladolid. Y sí, pero no, porque estamos en los boxes Javi y yo tiritando antes de las ocho de la mañana. Los ocho grados de temperatura a la sombra son una buena excusa para ello. Y claro, aún no da el sol. Así que estamos en el campo de fútbol, donde están instalados los boxes, con el neopreno ya puesto, y riéndonos por puro frío.



La verdad es que llegaba a esta carrera un poco desconcertado. Así como el debut en la distancia marcó todo el comienzo de la temporada, con la ría de Bilbao y El Vivero como una amenaza continua en el horizonte, me había plantado en Medina de Rioseco sin entrenar nada organizadamente. No sin entrenar, pero sí sin seguir, siquiera mínimamente, una planificación orientada a llegar algo preparado a la línea de salida. Había completado varios triatlones de distancia olímpica por el camino, mejorando mucho mucho las marcas respecto al año pasado, pero apenas corrido a gusto tiradas largas por una molestia en el talón de Aquiles que me da la lata de vez en cuando. Mucha bici, eso sí. Todo esto, como veréis, son pistas que os voy dando para lo que vendrá después.

Uno de los motivos para elegir esta prueba era que el perfil era llano y que merced a ello iba a amortizar la cabra y mis condiciones, sabiendo que, dentro de mi nivel de globero voluntarioso, lo soy proporcionalmente menos en pruebas llanas en las que el mayor misterio consista en agachar la cabeza y pedalear con el plato grande y los piñones pequeños.

Habíamos recogido el dorsal el día anterior, y asistido al briefing -muy entretenido, por cierto- en el que nos insistieron en que era una prueba sin drafting y que los jueces actuarían en consecuencia (acabo de superar mi autolímite de palabras acabadas en -ing para una frase; repite, Gonzalo: Briefing se escribe así pero se pronuncia charla). Que teníamos carretera de sobra, nos dijeron. Y en realidad era cierto porque no éramos más de 200 participantes subidos a la bicicleta...

1900 m. de natación en la dársena del Canal de Castilla


Antes de salir, en el agua
El recorrido de natación seguía una forma un tanto enrevesada, condicionada por la forma de la dársena. Una primera vuelta por la parte ancha, y luego un recorrido de ida y vuelta hasta una boya donde se giraba para volver por el mismo sitio. Aparte de eso, tres salidas consecutivas (masculina federada, masculina no federada y femenina). Y al lío.

Con el neopreno se estaba mejor dentro del agua que fuera de ella, pero una vez en marcha, se trataba de salir de ella en un tiempo prudencial. Como íbamos con traje, reconocer a Javi en el agua se hacía imposible. Las boyas, por otra parte, no eran excesivamente grandes, pero con la referencia de la orilla -siempre se nadaba cerca de la orilla-, la orientación no era muy complicada.

Pantallazo de un vídeo deYoutube:
voy con gorro naranja en la parte inferior izquierda
Contar lo que pasa en el agua es relativamente difícil porque pasan pocas cosas: recibes golpes, das golpes. Y eso sucede en mayor o menor proporción. Por otra parte, mientras nado, apenas soy consciente de si lo estoy haciendo deprisa o no. Sí lo soy, obviamente, del esfuerzo que me está costando. En estas distancias, con todo, mi objetivo es nadar tranquilamente y salir del agua en un tiempo prudencial. Cuando llego finalmente a la escalerilla por la que tenemos que salir al muelle, hay algo de cola. No es mala señal. Miro hacia atrás y aún queda gente. Buena señal. Ya en pie oigo a Julia decirme que Javi va 15 segundos por delante. Bueno, como diría Laporta, al loro, que no estamos tan mal.


39:01
Puesto 132/168 'finishers' masculinos (78/100)
38:58 para 2.030 m. según mi GPS (1:55/100m)

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90 km. de ciclismo sin 'drafting'

Dejando atrás la T1 (foto Julia Fernández)
El camino hasta los boxes estaba enmoquetado, pero era largo. Ideal para ir recuperando las sensaciones de estar erguido. Cuando llego a la bicicleta, Javi está peleándose aún con el neopreno. Hace fresco, pero empieza a salir el sol y decido que mejor calentarse al aire, así que nada de manguitos, ni chaleco ni nada, como había pensado en un primer momento. Sí es algo más complicado el camino de salida hasta la calle, por un pasillo enmoquetado. Una vez en las calles del pueblo, bajamos hasta salir por una puerta medieval, y ya estamos en una de esas carreteras propias del lugar, tan extrañas para mí: rectas y sin apenas cuestas.

El recorrido es relativamente simple: alejarse del pueblo durante 15 kilómetros y volver por el mismo sitio hasta dar una vuelta en un cono. Y repetir el proceso otras dos veces. Además, con la carretera cortada para nosotros. Nada que objetar. Como el camino de ida es frente al viento, el de vuelta lo será con el aire a favor.

En la mitad del segmento ciclista
Una vez en la carretera el primer objetivo es alcanzar a Javi. Ha salido de boxes unos segundos antes que yo, y quizás ha ido más deprisa en el callejeo previo a la zona de carretera. Pero ahora estamos en mi terreno. En uno de los toboganes en los que se ondula la carretera me parece verlo en el horizonte. Voy adelantando competidores a buen ritmo. Antes de llegar al kilómetro cinco he adelantado a Javi, pero acoplado contra el aire ni miro atrás para saber dónde va. Será en el cono de giro, en el kilómetro quince, donde pueda calibrar la ventaja.

Me he encontrado en un vídeo de Youtube:
girando en uno delos extremos del circuito
En realidad, manejar la diferencia con mi compañero es el mayor entretenimiento del recorrido. No hay curvas de tocar el freno. Ni repechos que no se puedan afrontar sin tener que subir coronas. Basta con apretar los dientes un poco y ponerse de pie para descansar un poco del asiento. Por contra, no tiene ni un segundo de descanso. Básicamente se corre en función del aire y sin levantarse de los acoples más que lo imprescindible: voy unos 32 km/h. de media contra el viento y vuelvo a unos 38 con el aire a favor.

La otra ocupación del recorrido es pensar cómo distribuir el esfuerzo. ¿Las tres vueltas a tope? ¿La ida a tope y la vuelta conservando? ¿Dos vueltas a tope y la última más relajado? ¿Nos relajamos un poquito y vamos guardando? El caso es que veía que la distancia con Javi aumentaba poco a poco, así que casi sin querer acabé descartando las opciones más conservadoras. Total, ya que estamos aquí, con la cabra y con todo metido, ¿por qué parar? Para entonces empiezo a barruntar que lo mismo me he pasado, y que salir a correr va a ser durillo y doloroso.


2:35:24
Puesto 56/168 (33/100)
2:35:00 para 90,11 km. según mi GPS (34,9 km/h)

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21,1 km. de carrera por los caminos de sirga del canal

Qué larga se me hizo la carrera (foto Julia Fernández)
Una vez dejada la bici la única prioridad era mear. Ya aprendí en Bilbao que de nada sirve aguantar las ganas para luego correr incómodo. Con el trámite superado en un lugar discreto del primer kilómetro, me dispuse a seguir el plan que tan cómodamente había trazado en casa. Quería correr la media maratón en 1.45. Si lo hacía, me plantaba en meta con menos de cinco horas y diez minutos. Un tiempazo, vamos.

Pero ya desde el primer kilómetro supe que no iba a ser capaz de correr a ese ritmo. No sólo porque tenía los meñiques de los pies dormidos y hormigueando, sino porque las piernas no daban para más. Además, no había tenido tiempo de ir al baño a vaciar el estómago antes de salir y cada vez que aceleraba los retortijones y la urgencia por un WC aumentaban. Un suplicio. No habían pasado ni cinco kilómetros y ya me sentía en las últimas. En esta tesitura, sólo pensaba en acabar. Lo menos indignamente posible. Acabar.

El recorrido es a cuatro vueltas, y la gente me pasa como aviones. Van corriendo al ritmo que debería ir yo. Encima, como no hay manera de saber en qué vuelta está cada uno de los corredores, sientes que cada uno que te adelanta te gana un puesto. Por lo menos, el camino es entretenido. Por los caminos de sirga del canal, a la orilla del agua, atravesando el polideportivo y el campo de fútbol entre los ánimos de Julia...

Las vueltas pasan muy despacio y me entretengo haciendo cuentas. Cuando llevo dos kilómetros pienso en que llevo ya la décima parte. Con tres, una séptima. Cada vuelta, un cuarto del total. El ritmo va cayendo y con él las esperanzas de marca. Ya sé que no voy a bajar de 5.10. Javi sigue por detrás. Nos animamos al cruzarnos. Como me lo cruzo más o menos en el kilómetro dos de cada vuelta, calculo que le llevo unos diez minutos de ventaja. En circunstancias normales, a pie debería ir un poco más rápido que él. Pero hoy no son circunstancias normales.

Julia, impresionada por la cara que llevo -pese a que me escondo tras las gafas y la visera-, sale a animarme casi a cada rincón. Con todo, mal se me tiene que dar para no bajar de 5.20. Y sigo. Me entretengo en la última vuelta siguiendo el ritmo de la bicicleta que abre el paso a la primera clasificada. Con eso pasan otros dos o tres kilómetros. Y ya queda menos. Sólo cruzar junto a los boxes y esta vez tomar el desvío a meta. Está Julia, y también la familia de Javi. Sólo quiero beber agua tranquilamente y esperar a que llegue mi compañero. A pleno sol, ahora que hace calor, no me importa. Sólo quiero estar sentado un poco, con mi camiseta azul que pone finisher. Sólo ha faltado Gontzal, que era el que tendría que haber estado esperándome a mí. El año que viene tienes que venir. Y por fin llega Javi. Ya está. Hemos bajado los dos de 5.30. No está tan mal, ¿eh?


1:58:20
Puesto 130/168 (77/100)
1:58:19 para 21,2 km. según mi GPS (5:35/km)

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Total
5:17:48

Puesto 103/168 (61/100)

Reunión táctica precarrera. Se estaba mejor
en el agua que fuera (foto Julia Fernández)
Supongo que me costará un poco coger perspectiva para valorar justamente la carrera. El tiempo global es bueno, pero es difícil quitarse de la cabeza el sufrimiento de la carrera.  Sufrir los últimos kilómetros de la carrera es parte del negocio. Hacerlo desde el kilómetro cero es otra cosa. Que fuera el estómago, o el catarrillo que me ha mantenido parado la semana previa, o -como dice mi fisio- la altitud es lo que tengo que discernir. Todo ello al margen de haberme vaciado en la bici. ¿Si hubiese tardado cinco minutos más en la bici habría tardado diez menos en la carrera? Es difícil de saber. También es verdad que he llegado más justo a pie en general, con menos kilómetros y menos ritmo que en la primera mitad de la temporada. Ahora, unos días de descanso y a correr más. Dentro de un mes tengo el último medio de la temporada. El objetivo está claro. Hacer una marca parecida, pero sufrir menos en la carrera a pie. Ir un poco más suave en la bici, y con algunos kilómetros más de carrera. Ya veremos.

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