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jueves, 21 de marzo de 2013

La natación, glub, glub

Estoy inscrito en un triatlón por primera vez. Será en Bermeo, el 4 de mayo de 2013. Faltan, por tanto, 5 semanas. Es de distancia 'sprint': 750 m. en el puerto a nado, 25 km. en bicicleta (ida y vuelta a Gernika, un rompepiernas pero sin ningún puerto de importancia) y 5 km. a pie por los alrededores del puerto viejo. Ahora, la duda de si seré capaz de acabarlo, tiene sentido. Lo digo por el sector de natación, porque los otros dos apenas me asustan. Ritmos al margen, estoy acostumbrado a ambas distancias.

A finales del año pasado, fui capaz de nadar 750 m. seguidos en la piscina que está frente a mi casa. Es la distancia de un triatlón 'sprint', pero los triatlones no son en piscina y con una calle marcada, sino en mar abierto (o río, o lago, según corresponda), y habitualmente con un traje de neopreno.

La dificultad aumenta respecto a la piscina por las corrientes, oleajes y por la densidad de nadadores. Las patadas y golpes en el tramo de natación, por lo que dicen los más experimentados, son cosa frecuente. Se supone que el puerto de Bermeo, gracia al abrigo de sus espolones y rompeolas, no es el peor de los escenarios.

A favor, que el neopreno aumenta la flotabilidad y, por tanto, facilita la natación. Más cuanto peor nadas, lo que es bueno para mí. En cualquier caso, he supuesto que 750 m. de mar abierto equivalen a 1.000 m. de piscina. Es un cálculo sin ninguna base científica. No sé siquiera si conservador u osado, pero es el que tengo para saber si voy a ser capaz de volver a la orilla después de lanzarme a nadar.

De hecho, aún no tengo neopreno. Supongo que me lo autorregalaré por mi cumpleaños, en menos de una semana, para tener tiempo de probarlo al menos un par de veces antes del triatlón.

Este año, por primera vez, fui capaz de nadar 1.000 m. seguidos. Tardé 29 minutos y 3 segundos. Es obvio que mi técnica es deplorable pero, por tanto, muy mejorable. La temporada próxima, si sigo con la idea de hacer triatlones -sobre todo más largos- me apuntaré a un cursillo de natación, o buscaré un entrenador, pero ésta tiraré así, a lo 'Gonza style'.

Siempre atentos a mis geniales ideas, los Reyes Magos me trajeron el reloj Garmin Swim y, desde entonces, puedo controlar las distancias y ritmos en la piscina con más facilidad. Estos han sido mis tiempos en tandas de 1.000 m. desde entonces. No son pruebas reales: en las calles hay más gente y a veces chocas con ellos, o he nadado tandas más rápidas minutos antes, o he hecho más de 100 km. en bici el día anterior.


Quiero pensar que tengo margen para seguir mejorando los tiempos hasta, al menos, bajar de 25 minutos. En cualquier caso, asumo que saldré de los últimos del agua. Cuento con ello. Quizás con la bici sea capaz de adelantar a alguien y luego disfrutar de la última carrera. Pero para eso aún falta. Ahora me he convencido para ir a nadar dos/tres días a la semana, porque la realidad es que sólo estaba yendo uno. Y quizás sea poco.

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