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jueves, 28 de diciembre de 2006

Regalaoslo por navidad, aún estáis a tiempo

Hay autores que me reconcilian con la literatura cíclicamente. Paul Auster es uno de ellos. Me lo descubrieron en la universidad (supongo que me lo recomendara Marcos por aquel entonces), y quedé fascinado con Leviatán, donde uno se engancha a Benjamin Sachs, un personaje que muere en la primera página. Cada uno de sus libros tiene algo memorable: los viajes de Marco Stanley Fogg en El Palacio de la luna, la partida de póquer de La música del azar o el levitador humilde de Mr. Vértigo. Pero ninguno tan de andar por casa -por la de cada uno, quiero decir- como Nathan, el protagonista de su última novela, Brooklyn follies. Todo ello por no hablar de la Trilogía de Nueva York, donde explota su especial talento para convertir anécdotas aparentemente insignificantes en el origen de historias alocadas pero peligrosamente verosímiles.

4 comentarios:

mc clellan dijo...

Hace unos meses me leí la Trilogía de Nueva York. Me enganchó de principio a fin. Y luego, Leviatán, que me gustó mucho más. No recuerdo que ningún escritor me marcara tan rápido con sus historias. Tengo la sensación de que llevan conmigo toda la vida.

Gonzalo dijo...

Pues para mí Brooklyn follies está a la altura de Leviatán. Aunque quizás es que hacía mucho no le leía nada, pero lo he disfrutado como un enano, de esas veces que da rabia que una historia se termine.

mc clellan dijo...

Se la pediré a los Reyes.

Gonzalo dijo...

Ya verás cómo disfrutas con el tío Nat.