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jueves, 14 de octubre de 2004

Monólogo del estudiante que vuelve a casa en tren

Tengo argumentos irrebatibles para creer en el ave fénix, mucho más que en esas aves de nombres impronunciables de los documentales al mediodía.

Toda una semana acumulando cansancio para descansar en un tren, entre tanta letanía de estaciones.

Para la absurda frecuencia con que se repiten los días, cuánto tardan las horas.

5 comentarios:

Holden dijo...

un tren es una esperanza, y cada estación, una promesa. y el futuro... el futuro camina sobre raíles... hacia ninguna parte. un beso!

Haiduc dijo...

Durante una parte de mi vida en la que los sueños eran si cabe más importantes e intensos, viví junto a una estación.

Oía pasar los trenes por la noche. El sueño se tornaba en duermevela y en la semiconsciencia soñaba que huía en ese tren.

Huí muchas veces en ellos, y en ellos regresé. Ver las vías en tu foto me ha traído recuerdos de tiempos en los que huir era vivir.

Me gusta tu blog.

Gonzalo dijo...

¡Gracias Haiduc!

Haiduc dijo...

Te he linkeado. Si no te gusta verte junto a Holden en mi linklist, me lo dices ;)

Gonzalo dijo...

Es un honor ser un árbol...