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jueves, 8 de mayo de 2014

Comienza la temporada de triatlones: Bermeo

Con Gontzal y Zigor en la entrega de premios
Bermeo fue el primer triatlón en el que participé, hace un año, y aquí estamos de vuelta, con la intención de ir recordando esas cosas que implican los triatlones pero no los duatlones: el neopreno, el agua, las transiciones más largas... Recuerdo perfectamente cuánto sufrí hace doce meses en el agua: nunca había nadado en el mar ni tampoco con traje. Ni siquiera sabía levantar la cabeza para orientarme mientras nadaba. Además, mi velocidad era aún (sí, aún) menor que la actual. Mejorar aquello no parecía difícil. Al menos la parte de los nervios estaba claramente superada. Como el plato fuerte de la temporada es el Triatlón de Bilbao, tanto Bermeo, ya pasado, como Deba (el próximo fin de semana) son esencialmente pruebas que utilizaré para experimentar ritmos, alimentación, sensaciones...



Con todo, sí repetimos la parte turística que Julia y yo tanto disfrutamos el año pasado, la del paseo posterior por Mundaka, con cena de recuperación de proteínas (chuletón, of course) planificada para después de la carrera. Qué menos que eso como pago por las labores de abnegada consorte-fotógrafa-consigna-hooligan.

Lo que sí que sí que cambiaba era el recorrido de bici. El de este año era sensiblemente más duro. En lugar de ir y volver a Gernika -un recorrido rompepiernas pero no demasiado duro-, éste año tocaba ir a Bakio y volver, lo que implicaba subir desde el nivel del mar hasta unos 300 m. de altitud, bajar al nivel del mar, volver a subir a esos 300 m. y volver a bajar al nivel del mar. Todo eso, en 24 condensados kilómetros. Creedme, 600 metros de desnivel acumulado en sólo 24 kilómetros es mucho subir y bajar. El único tramo llano del recorrido eran los doscientos metros más próximos a los boxes.

De hecho, para asegurarnos de cómo era el recorrido, habíamos decidido ir por Bakio desde Bilbao y así inspeccionar lo que nos esperaba. Por la mañana llovía y ya desde el coche se preveía un recorrido duro. Y que sería peligroso si el asfalto no se secaba. Afortunadamente las previsiones apuntaban a una mejoría del tiempo. ¿Se secaría la carretera lo suficiente como para no pasar miedo bajando?

Ya en Bermeo, mientras hacemos tiempo en la terraza de un bar, no tardamos en encontrarnos con más gente del club. Llegan Gontzal y Aitziber, y también lo harán posteriormente Zigor y Penta. Entre charlas, plegarias por la humedad del asfalto, recoger los dorsales, tomar café, ponerse de nuevo el neopreno... el tiempo pasa rápidamente. En nada estamos entrando en el agua.

Sector 1: 750 m. de natación en el Puerto de Bermeo

El agua está fría, y no tardan en dormírseme manos y pies. En la cara también se deja notar la temperatura del mar. El recorrido es bien simple: llegar a una boya que queda de frente, dejarla a la izquierda, ir a la siguiente boya (90º a la izquierda), y volver a la rampa por la que hemos bajado al agua. Pues ni con esa sencillez me apañé.

Saliendo del agua (foto de Julia Fernández)
Al menos me queda la buena sensación de sentirme a gusto en el agua, sin agobios en ningún momento, y la novedad que supuso llegar hasta la segunda boya metido dentro del grupo. La lástima es que no me orienté bien en el último giro y mi último largo fue una especie de zeta que alargó mi sector de natación hasta los casi 900 m., según el gps. Eso, y que esta vez quedaban unos 90 nadadores por detrás de mí, cuando apenas fueron media docena el año pasado. Por contra, el tiempo fue más o menos el mismo, así que supongo que habría corriente, o que las boyas estaban más lejos... porque entiendo que nadé bastante mejor. Sólo con no necesitar pararme para orientarme, ni ir asfixiado en ningún momento. De todas formas, llegué a desviarme lo suficiente como para que uno de los socorristas en tabla de surf me preguntara si me estaba retirando, que por qué iba hacia allí, si la meta estaba en otra dirección.

19:05 (para 860 m. según mi gps)
Puesto 293/381 masculino (77/100)
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Sector 2: 24 kms. de ciclismo

Nada más montar en la bici ya estoy con todo metido: las rampas para dejar Bermeo son criminales. Son cortas, y es al principio. Aún tengo fuerzas para ir adelantando participantes. Sigo recuperando puestos de forma constante. Alcanzo a Zigor. Y sigo. Poca gente me adelanta cuesta arriba. Uno de ellos es Dani Ibarrola, que pasa como un sputnik. Creo que le aguanto unos doscientos metros antes de asumir que ese ritmo no era para mí. Tampoco recupero lo suficiente como para alcanzar a Gontzal, que estaba ya en los boxes cuando yo salía del agua.

El perfil está muy claro: se sube y se baja a Bakio. Se da la vuelta y se vuelve por el mismo sitio. Sigo adelantando gente, salvo en las bajadas, donde un par de ciclistas me adelantan con facilidad. Hay que mejorar cuesta abajo, pero mejor otro día. No tengo la intención de arriesgar ni lo más mínimo. El último kilómetro de la subida se hace duro, pero sabiendo que después toca cuesta abajo, puedo seguir apretando. Alcanzo a Maitane, que corre en casa. Buff, qué de cuestas tiene su pueblo.

En el descenso final me alcanza otro par de ciclistas, y ya en Bermeo, en cuyo trazado me lo tomo con calma, me alcanza un grupo. No me importa; sólo quiero hacer una transición fácil y salir a correr, sobre todo por disipar la duda de en qué estado se encontrarán mis piernas tras un sector ciclista tan exigente.

1:05:17 (contando las dos transiciones)
Puesto 251/381 (66/100)
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Sector 3: 5 km. llanos por el Puerto de Bermeo

Entrando en meta
Pues parece que las piernas se encuentran bien, porque nada más salir estoy corriendo por debajo de 4'/km. Y con cierta facilidad. La pena es que no hay nadie del club a quien perseguir y adelantar, pero me entretengo superando a gente y saludando a los conocidos con los que me cruzo (el circuito son dos giros a un recorrido es de ida y vuelta por las mismas calles). Confirmo que efectivamente no voy a alcanzar a nadie. Javi Santamera va muy por delante de mí, como Gontzal o Edu. Me cruzo con otros miembros del club que no conozco, a los que obviamente saludo.

A partir de cierto momento el único entretenimiento es comprobar si voy a ser capaz de mantener la media total por debajo de 4:00. Y yo diría que sí. Me siento cómodo, fácil, corriendo. Incluso aprieto, sólo porque puedo, durante el último kilómetro. Y acabo casi esprintándole a una chica como un tonto. Y qué se le va a hacer. Si es que, como cantan Los Salvajes, Soy así.

19:06 (para 4,8K según mi gps; 3:55/km)
Puesto 108/381 (28/100)
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Total
1:43:28
Puesto 250/381 (66/100)



Lo positivo

- Recuperé 43 puestos entre el segundo y el tercer sector
- Corrí a un ritmo que al principio de temporada era mi objetivo para el primer sector de un duatlón (y no después de haber nadado y corrido), y gracias a ello completé el sector entre el primer tercio de la clasificación
- El sector de bici no me favorecía para nada, pero aún así recuperé puestos
- La parte turística, Mundaka, el chuletón, el paseo con Julia...

Lo negativo
- Me desorienté al nadar; en parte por no haber echado antivaho a las gafas, pues no veía ni torta para volver. No debería volver a pasarme. Al menos si sólo depende del antivaho.
- Soy un zote bajando puertos. Javi Santamera, con quien salgo a entrenar en bici a veces, lo explica muy bien: freno siempre que veo una curva, aunque sea un giro que pueda tomarse sin reducir.



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