Instagram

miércoles, 1 de enero de 2014

2013, resumen del año

Parece obligado hacer recuento del año que acaba de terminar, y pasar a limpio algunos recuerdos para que no se me olviden, así que allá vamos. Aquí van sólo los deportivos. Los otros, tan importantes al menos, me los guardo para mí.

Dice la página web que uso para almacenar los registros de los distintos gps que uso para correr, andar en bici o nadar que durante 2013 he corrido 1.062 km., pedaleado 3.890 y nadado 90.000 metros. Me cuesta creerlo, pues hace una media mensual de 88 km. a pie, 325 en bicicleta y 7,5 en el agua, pero efectivamente ha sido así. No sólo eso, sino que por primera vez he completado un triatlón -en realidad media docena de ellos-, de distancia sprint (0,75/20/5) y olímpica (1,5/40/10). Además de sacarme la espina en Los diez mil del Soplao, una prueba de mountain bike que no pude cubrir el año pasado, he completado mi primer maratón y, sobre todo, he visto como Julia se anima a correr disancias cada vez mayores. Está, de hecho, pensando en su primera media maratón. Eso será en Santander, en marzo. Ibai también vendrá, y mi hermano pequeño. Será un gran día, pero aún faltan más de tres meses.



Hablando de meses, por distancias y disciplinas. Octubre fue el mes con más kilómetros recorridos a pie (185 kms.), coincidiendo con la fase final de preparación del maratón de San Sebastián, que fue a finales de noviembre. En mayo, por contra, sólo salí a correr cuatro veces y recorrí 31 kilómetros. En bicicleta (uniendo monte y asfalto, aunque poco tienen que ver), en julio pedaleé durante 545 kms frente a los 113 de noviembre. Nadando, he variado entre los 16.300 metros de abril y los 2.000 de noviembre. Es ahí donde más tengo que apretar más y ser más constante.

Duatlón

Sprint final en Santander
Recuerdo el debut en los duatlones. Fue en Barakaldo, en un circuito fácil y rápido en bicicleta, pero con algún repecho duro a pie. Lo pasé como un enano y terminé de engancharme. Fue la primera vez que rodé en pelotón con la bici de carretera, que había estrenado poco antes.

¿El mejor momento? Quizás la ilusión del debut o, mejor aún, correr en Santander y que estuvieran mis sobrinos animando entre el público.

¿El peor? En Durango, sin duda. Era la primera prueba de distancia mayor que sprint, y estaba medio enfermo, o sin haber terminado de curar una gripe o un catarro. En el primer sector a pie, de diez kilómetros, tuve que parar a vomitar. Luego, en el tercer sector, al bajar de la bici, los calambres me obligaron a parar a estirar a media carrera. Nunca me había sucedido. Luego, en Amorebieta, en la misma distancia, disfruté mucho más.

Triatlón

Mi primera transición de triatlón
El primero, en Bermeo. Qué nervioso estaba. Para ese entonces llevaba entrenando en la piscina lo que llevábamos de año, y era, que ya es decir, aún peor nadador que ahora. Nunca había ensayado a levantar la vista mientras nadaba ni tampoco había usado antes el neopreno. Tragué agua con sabor a gasoil por litros y tenía que parar de bracear para levantar la cabeza para orientarme. El recorrido en bici (ida y vuelta hasta Gernika) lo recuerdo con cariño pese a que era un tanto rompepiernas, y me acuerdo de lo mucho que disfruté a pie sabiendo que iba a terminar mi primer triatlón. Además, el fin de semana, alojados como turistas en Mundaka, fue muy agradable.

¿Mejor momento en triatlón? Quizás en la meta del Olímpico de Donosti. Al menos por la sensación de cubrir una distancia mayor y no sentirme muy acabado en la carrera a pie. Como de costumbre, había salido de los últimos del agua, donde mi capacidad de orientación es aún peor que mi capacidad de natación, pero recuperé algunos puestos en la bicicleta y, sobre todo, en el último segmento.

En meta en San Sebastián
¿Peor momento? En el olímpico de Castro Urdiales. Estaba lesionado y no pude ni pedalear ni correr a gusto, por más que el recorrido fuera muy entretenido y, además, mi primer triatlón sin drafting. Una señora me salió en un paso de cebra y me fui al suelo, por si fuera poco. Pero me fastidió más no poder correr a gusto y no lograr el tiempo que me había propuesto, que era bajar de tres horas.

Luego, en San Juan de Luz, tampoco conseguí bajar de tres horas, pero me sentí excusado porque la natación fue muy larga y la primera transición, una excursión. En bicicleta fue mi primer sector no llano a más de 30 km/h. de media, y luego en carrera, como compartíamos recorrido con los participantes en el medio y el ironman, disfruté adelantando a gente. Me da la sensación de que el nivel francés es más amateur, con un nivel medio más bajo. Ver llegar a docenas de personas detrás de uno es una sensación extraña para mí aún.

Mi primer maratón

Primer maratón completado
Eclipsa el resto de lo realizado en otras carreras populares. Estoy contento por haber sido capaz de prepararlo y completarlo, más por haber sido capaz de entrenar sin lesionarme, aunque haya tenido que volver a esas pantorrilleras a las que tanta manía les tengo. Y ha sido con una marca razonable para ser la primera vez (3.37). ¿Cuándo el siguiente? Aún no lo sé, pero cuando sea, será para mejorar este. Y llevará su tiempo prepararlo, así que...

Como parte de la preparación del maratón, hice la media del Bilbao Night Marathon. Quise bajar de 1.40, pero no lo logré por un par de minutos. No lo disfruté especialmente, porque ya desde los atascos del principio sube que no iba a lograr el objetivo. Con todo, bajé mi mejor marca hasta 1.42, lo que no está mal si tenemos en cuenta que mi MMP anterior era de 1.48

El maratón de San Sebastián coincidió con la De Santurce a Bilbao, una carrera que me gusta especialmente, tanto por recorrido como por distancia (16K). El año a pie terminó estupendamente. No sólo Julia completó su mayor distancia en carrera (este año ha participado en carreras de 7K, 10K  y 12K) en De Las Arenas a Bilbao, sino que mejoré mi marca en esa prueba, una de las pocas que he repetido de 2012 a 2013. De hecho, en los primeros 10K de esta última carrera fue mi mejor diezmil, mejorando el tiempo del duatlón de Amorebieta, meses atrás. Y eso sin estar a tope, pues llevo unos días algo acatarradillo o qué se yo.

Pero ha sido, sobre todo, salir a correr con compañía ha cambiado la perspectiva de los entrenamientos. No sólo puedo coincidir a veces con Julia, sino que en ocasiones también cuento con la compañía de Ibai. Y no tiene nada que ver con correr solo, la verdad. Las tiradas largas son menos largas, ya me entendéis.

Los 10.000 del Soplao, un paréntesis

Era una espina que tenía clavada desde 2012, cuando no fui capaz de completar el recorrido, entre otras cosas porque cortaron la carrera por las inclemencias meteorológicas. No la preparé especialmente, pero fui capaz de acabarla a un ritmo tranquilo y con un planteamiento, digamos, muy turístico (mochila, dos cámaras de fotos, cámara de vídeo…), lo que no me libró de un chaparrón épico en la última hora y media de carrera. El otro evento de mountain bike fue Pedales de Granada, una ruta de cinco días y 220 kilómetros alrededor de Sierra Nevada.

Próximos objetivos

Un no parar. Bajar de 1.40 en el 1/2 maratón de Santander, pese a las cuestas. Acabar algunos triatlones de media distancia, a ser posible en menos de seis horas en los más llanos. Bajar de tres horas en el Olímpico de Donosti… mejorar en todas las pruebas que pueda repetir del año pasado… Además, por primera vez, no iré como independiente, sino que me he asociado a un club, Trirunners Getxo. Va a ser un año estupendo, ya veréis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz año Gonzalo!
Me alegro de que vayas consiguiendo tus metas. Veo que estas hecho un máquina, como en todo lo que te propones. Recibe un fuerte abrazó personal y del club YBR, se te echa de menos.

FunKoiote.