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domingo, 5 de mayo de 2013

Triatlón de Bermeo: crónica de un debut

Llevaba varios días sintiéndome mal, y Julia diciendo que eran nervios, y yo diciendo que me sentía muy mal, débil, como con mareos y una presión encima del estómago; y Julia venga a decir que eso son nervios. Vamos, que estaba nervioso porque iba a ser mi primer triatlón y era normal que lo estuviera. Y yo pensaba que no, que vale que estuviera acojonado, pero es que estaba enfermo.



El caso es que ya estamos en Bermeo, escenario del primer triatlón sprint de la temporada (750 m. de natación, 28 kilómetros en bici y 5 a pie). Es sábado y hace un día primaveral y radiante; algo fresco a la sombra, pero muy agradable al sol. Hemos recogido ya el dorsal y estamos en una terraza viendo pasar a otros participantes. Las terrazas están atestadas de gente que toma algo al sol mientras el pueblo es surcado por varios centenares de participantes ataviados con enormes mochilas y sobre bicicletas. Se les reconoce porque van calzados con zapatillas de correr. Como me siento enfermo, pienso que puede ser un bajón de tensión (sea eso lo que sea) y que me conviene tomar una cocacola.

Me ha tocado el número 251 de los poco más de cuatrocientos participantes. Coloco los distintos dorsales en los lugares correspondientes: en el casco, por el lado izquierdo, en la tija de la bicicleta y en el cinturón portadoras, un cinto de goma que uno se coloca después de nadar. Por primera vez llevaré gorro, que también viene numerado. Los chicos llevamos gorro blanco. Las chicas, veré luego, rojo. El tiempo pasa despacio y, como la salida es a las cuatro de la tarde (la femenina, la masculina un cuarto de hora después), me he prometido que hasta las tres no iré a la zona de boxes para pasar el control de material (vigilan que la bici y el casco sean reglamentarios). A menos diez voy. Pero no son nervios, casi seguro.

Dejo la bici preparada como en los duatlones, con la botella de agua con geles, una marcha cómoda para empezar, las zapatillas a su lado, el casco posado sobre los acoples. Además, dejo el reloj-pulsómetro en el casco… Esta parte la tengo más o menos controlada y eso me tranquiliza. Me pongo la cinta del pulsómetro y cojo el neopreno para ponérmelo más adelante. Como hace sol he decidido descartar los manguitos. Tampoco llevaré las medias de compresión. Últimamente me he sentido cómodo sin ellas. Además, por no llevarlas mojadas. Sigo con mareos, pero cada vez menos.

Con la ayuda de Julia me pongo el neopreno, bien protegido por la crema antirrozaduras. Dos gorros, que el agua está fría (concretamente a 14,9º, confirman por megafonía), y con las gafas entre un gorro y otro para así no perderlas en un manotazo en el agua. Antes de comenzar una señora me da un folleto: técnica de natación. Pues vamos bien. No he terminado ni de bajar al agua y ya se me nota que nado fatal. Después de la salida de las chicas, nos dejan bajar al mar. Joder, está helada. Entro con decisión y es verdad que el neopreno ayuda a flotar. La sensación es extraña. Ahora hay que ir poco a poco hasta la línea de salida, que está en mitad del puerto, a unos cincuenta metros o así de la rampa por la que hemos bajado al agua.

Me imaginaba que el frío iba a ser peor. Dentro del agua no me siento tan mal. Noto como me voy mojando por dentro, pero no siento frío. Doy unas brazadas y ya estoy tragando agua. Y sabe mucho a mar, por cierto ¿Se me ha olvidado nadar? Supongo que el neopreno me ayuda a colocarme más horizontal sobre el agua y eso hace que la cabeza vaya más abajo. Resultado: cada vez que intento respirar, más agua. Me esfuerzo en girar más la cabeza en cada brazada y así evitar hundirme como un submarino a base de llenar de agua los compartimentos de inmersión. Llego a la línea de salida y me coloco en la parte trasera del grupo. Antes de llegar, ya he recibido los primeros golpes. Esto va a ser la guerra. Me concentro en mantenerme a flote relajado, sin gastar energías.

Bocinazo de salida. Salgo relajado, centrándome en dar brazadas largas y espaciadas. El neopreno es cómodo. Objetivamente no me dificulta el movimiento de brazos, pero como no veo el fondo, no sé a qué velocidad estoy avanzando. Es una sensación extraña: estar en el agua, flotar mucho, no sentir frío salvo en manos, pies y cara y… no saber si avanzas. En un primer momento voy bien, rodeado de gente. Sigo braceando.

Cuando vuelvo a levantar la cabeza no tengo a nadie delante. Como es obvio que no voy el primero, es que me he desviado. Es verdad que tenía que haber practicado lo de levantar la cabeza cada cierto número de brazadas para nadar siempre en dirección a la boya marca el recorrido. Giro y apunto hacia la boya. Vuelvo a meter la cabeza, braceo con decisión y avanzo. El trazado se hace a base de dar vuelta a las boyas dejándolas a la izquierda. Paso la primera y la segunda. Voy a mi ritmo y veo que tengo gente detrás. No mucha, quizás una docena, pero no soy el último. Sigo nadando.

La segunda mitad del recorrido es la de vuelta. Avanzar paralelo al muelle hasta un recodo en el que girar para encarar la rampa de subida a tierra. Sigo a ello, parándome para orientarme cada cierto tiempo hasta que choco con alguien. ¡Hacia allí, hay que ir hacia la derecha!, me grita. Uy, pero si me estaba pasando de largo. Giro con la soltura de un superpetrolero y apunto hacia  la rampa. Ya falta menos.

Salgo a la superficie y quiero correr mientras me saco los brazos del neopreno. Lo he visto hacer en los vídeos de youtube. La realidad es que camino a duras penas mientras intento abrir la cremallera de la espalda. Pero bueno, estoy en tierra firme. Ya en el box me equivoco de pasillo y no encuentro la bici. Tengo que dar una vuelta hasta que encuentro a mi flaca. Me quito el neopreno con relativa comodidad, tal como me habían explicado en la tienda, me pongo el casco y calzo las zapatillas y salgo dispuesto a pedalear.

Todo es mucho más natural ahora. Estoy más acostumbrado a esto. Me acomodo y pedaleo con decisión. El comienzo es el adoquinado del puerto, que sirve para comprobar que todo funciona bien. Ya en el asfalto, comienza la primera de las muchas subidas de un recorrido rompepiernas. Por lo menos en la bicicleta voy recuperando posiciones. A fuerza de pedalear con fuerza en las bajadas adelanto a una docena de corredores. En las subidas vigilo las pulsaciones Pero no llego a ningún grupo grande en el que merezca la pena quedarse a rueda. Sigo apretando. Paso del pulsómetro y las piernas me duelen al final de cada subida, pero como voy adelantando a gente, me siento a gusto. Sé que el final del recorrido es cuesta abajo y que a partir de ahí ya recuperaré. Llevo una media algo por encima de 27 km/h. No es estratosférica, pero el recorrido apenas tenía un metro llano en el que pedalear cómodamente acoplado.

Efectivamente hago la bajada con calma. Dejo ir al último al que había alcanzado. Prefiero subir la cadencia para no llegar con las piernas demasiado endurecidas al comienzo de la carrera a pie. Veo a Julia haciendo fotos. Ya en el box vuelvo a equivocarme y pierdo tiempo de nuevo buscando dónde dejar la bici.

Al menos la carrera a pie la hago rodeado de gente. Por un lado está el público, que anima, y además, como el recorrido es de dos vueltas, el circuito está lleno de corredores que han llegado a él antes que yo. A pie también adelanto a gente. Mi idea, después de haberme exigido en la bici más de  lo que tenía planeado, es correr a 4:45, un ritmo que debería poder mantener en esas circunstancias. Y sigo adelantando gente. A partir del kilómetro tres me siento realmente cómodo y aprieto para coger a otro par de corredores. Al final, llego con la sensación de que podía haber corrido algo más a pie, pero eso me permite disfrutar de los últimos metros y de la alfombra que lleva al arco hinchable de meta. Por primera vez me siento liberado de esos mareos y esa enfermedad mía. Ahora, que si para curarme tengo que hacer un triatlón, esto va a ser agotador.

TIEMPOS Y CLASIFICACIONES:

Natación (750 m.)
18:41 (puesto 318 de 379)

Ciclismo (28 km.)
1:03:00 (puesto 275 de 379)

Carrera (5 km.)
21:51 (puesto 281 de 379)

TOTAL: 1:43:32
(puesto 361 de 379 en categoría masculina)

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