No pensaba que fuera a divertirme tanto como aquella vez. La primera vez que los vi fue de casualidad. Ni siquiera habían sacado el primer disco, pero ya tocaban la canción de la Lola por Barcelona y eran entretenidos. Agradables, diría. Como muy cools, evanescentes, ligeros y sin pretensiones. El escenario -un tablao de fiestas locales de un pueblecito de Formentera al anochecer- ayudaba bastante. Después publicaron 'Pastora'. Ya sabes, ese tipo de música como de buen rollito con vestido de Sybilla. Como de domingo por la mañana en verano. Para pasear sin tocar el suelo. Luego publicaron 'La vida moderna'. Más de lo mismo, que no es poco. Al menos tienen el mérito de parecerse a sí mismos.[Pastora actuó anoche en el Kafe Antzokia]
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