Eso no era lo previsto

Como el año, voy recobrando ritmo. Hace un año ya que empezó este diario, más real de lo que a menudo quisiera, aunque quizás sólo porque es menos ficticio de lo que debiera, que no es exactamente lo mismo. Pero, hace un año, cuando esto empezó, tenía la cabeza en otras cosas, incluída la blogosfera. Ahora, no sé si es que tengo más cosas en la cabeza, lo que sería un buen síntoma; un aumento, al menos, de mi capacidad de dispersión cerebral. Ahora, lo que es seguro, es que tengo la cabeza en otras cosas: en 'La intimidad de la serpiente', en vaivenes laborales, en aficiones infantiles, en cambios de régimen de convivencia, en los partidos de los miércoles, en los 'txampis' de la calle Somera, en que cada vez veo menos a mis padres aunque hablo más que nunca con ellos, en los chuletones del 'Simón', los discos de Ben Harper, en la vuelta al cole, en los sobrinos que aún no tengo, los coleccionables de septiembre, la paga extra, las vacaciones sin viaje, las pozas de agua caliente de Arnedillo, en que la gente que aprecio se dispersa -Vitoria, Córdoba, San Sebastián, Santander, Barcelona, Ceuta-, en que mi vida cada vez se parece más a un poema de García Montero que a una canción de Joaquín Sabina. Y claro, eso no era lo previsto.