Trifoto: giro alrededor del cono |
Una de las cosas que me llamó la atención de la prueba es que los escenarios prometían ser espectaculares. Además, es una parte de Galicia que no conocía. El único inconveniente es que Vigo está realmente lejos de Bilbao. Demasiado para ir y volver a competir en un solo fin de semana. Pero conseguidos unos días libres (un viernes y un lunes), todo pintaba para un buen fin de semana turístico-deportivo.
Otra de las cosas para la que tenía que servir era para quitar el sabor de boca de la última prueba, el Desafío Castilla y León, un triatlón de media distancia en el que me pasé con el ritmo de bici y acabó haciéndoseme muy cuesta arriba la última media maratón. [puedes leer la crónica de esa carrera aquí]
1900 m. de natación frente al arenal del Vao (Vigo)
El comienzo de la natación |
Esencialmente el circuito es muy sencillo. Hay dos boyas separadas por cien metros a novecientos de la costa. Pues hay que ir hasta ellas, dejar ambas a la izquierda y volver a la playa. Fácil, ¿no? Bueno, el caso es que las boyas no son exageradamente grandes, para qué engañarnos. Hay una serie de boyas que guían hasta las de giro, pero esas sí que son pequeñas. Para darle un toque épico, nadaremos al amanecer.
Saliendo del agua |
Me gustan las salidas en las que entramos corriendo desde la arena porque puedes controlar durante unos segundos dónde colocarte. Ha sonado la bocina y estoy corriendo hacia el mar, adelanando a quienes entran andando al agua. Es una forma de distribuirse desde la salida. Corro, pero no esprinto, buscando mi sitio en el grupo.
El comienzo es relativamente tranquilo. Rodeado de gente, pero capaz de seguir el ritmo que marca el grupo sin problemas. Algún choque, algún golpe, pero nada grave. Hasta que pasamos cerca de una de esas boyas que marcan el camino hacia el final del primer largo. En ese momento todo se convierte en una guerra. Todos quieren (queremos) pasar cerca de las boyas y nos enzarzamos en una pelea sin paliativos. En ningún triatlón había sufrido tanto en el agua. Hasta el extremo de pensar en abandonar, sometido a una secuencia de aguadillas continuas. Pero en esas circunstancias, parar no iba a librarme del agua, así que toca seguir nadando. Además, estoy en la parte izquierda del grupo, con lo cual no puedo buscar una zona más tranquila. En las boyas de giro va a tocar pelear por un espacio junto a ellas, porque cruzar el grupo hacia el exterior es imposible.
En el pasillo camino de boxes |
41:05
Puesto 176/319 'finishers' masculinos (55/100)
40:43 para 2070 m. según mi GPS (1:58/100m)
Puesto 176/319 'finishers' masculinos (55/100)
40:43 para 2070 m. según mi GPS (1:58/100m)
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90 km. de ciclismo sin 'drafting' entre Vigo y Nigrán
Manos en los frenos: estamos llegando a la cabecera del circuito |
En todo caso el circuito comienza con un repecho que sólo se sube una vez (como me había confirmado Hugo Pachón, anfitrión de lujo en la conexión Trirunners-Galicia) y, una vez en la carretera que recorreríamos arriba y abajo, plato grande y no quitarlo en dos horas y media.
A partir de cierto momento empieza a llover con ganas, y siento frío. Pedaleo con una cadencia estable, y me mantengo dentro del rango de pulsaciones deseadas. Adelanto a gente a cuentagotas. Y nunca mejor dicho, con la que está cayendo. Los voluntarios y espectadores animan bajo chubasqueros improvisados. El agua desluce un poco el circuito, pero no es demasiado peligroso. Sólo una de la rotondas obliga a frenar levemente. Luego, en los extremos del circuito, los giros de 180º sirven para comer con comodidad y controlar el tiempo de paso. La media es de 33 km/h. y en ella me mantengo, sin acelerar demasiado, confiado en salir a correr sin tener las piernas demasiado castigadas.
I'm riding in the rainnnn! |
Cuando salgo del circuito y desciendo el repecho hacia los boxes veo que a bastantes de los que perseguía todavía les queda al menos una vuelta. Eso es buena señal. El único pero es que me descalzo demasiado pronto y, con los pies dormidos por el frío, no soy capaz de pisar las zapatillas y van golpeando el suelo mientras pedaleo. Paso doscientos metros o así tratando de colocarme sobre la bici. Controlo la situación poco antes de llegar a la línea de desmontaje. Se acaba la bici. En breve empieza la resolución de este crucigrama.
2:38:37
Puesto 144/319 (45/100)
2:37:45 para 85,7 km. según mi GPS (32,6 km/h)
Puesto 144/319 (45/100)
2:37:45 para 85,7 km. según mi GPS (32,6 km/h)
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21,1 km. de carrera entre boxes y el paseo de Samil
Muchos voluntarios y buenos avituallamientos |
El circuito, a cuatro vueltas, comenzaba con un repecho que llevaba hacia el restaurante donde cenamos la noche anterior (unas almejas con fideos que integraron perfectamente la parte gastronómica y la nutricional precarrera) y hacia el hotel donde dormimos. Efectivamente está muy cerca. No en vano la noche anterior habíamos ido a dejar la bicicleta dando un paseo con la cabra cogida por el sillín. El plan consiste en correr los primeros diez kilómetros en cincuenta minutos, sin acelerarme demasiado. Cuando el reloj pita para avisar de que he completado el primer kilómetro, veo que el ritmo es algo mejor de lo planeado (4:37 frente a los 5:00 previstos), pero como ha habido cuestas arriba y cuestas abajo, decido que mejor tener en cuenta el siguiente kilómetro para los cálculos. Y se repite el ritmo. En realidad voy bien, pero ¿debo frenar? Con esas elucubraciones me entretengo mientras van pasando los kilómetros al mismo ritmo. Finalmente paso por el kilómetro diez en cuarenta y seis minutos. Decido dejar pasar un kilómetro más y hacer cálculos con los últimos diez.
Corriendo a gusto (foto de Julia Fernández) |
En la recta de meta (foto de Julia Fernández) |
1:40:59
Puesto 120/319 (38/100)
1:40:52 para 21,26 km. según mi GPS (4:45/km)
Puesto 120/319 (38/100)
1:40:52 para 21,26 km. según mi GPS (4:45/km)
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Total
5:05:37
Puesto 124/319 (39/100)
5:05:37
Puesto 124/319 (39/100)
Las conclusiones sobre la carrera no pueden ser más positivas. Me he quitado la espinita que se me quedó clavada tras el último sector en el medio ironman de Medina de Rioseco, un mes antes. Mi objetivo era más o menos igualar la marca de una y otra prueba, sabiendo que esta iba a ser más dura (aguas abiertas, más desnivel en la bici, y encima con lluvia), pero al final me he encontrado con una mejora que me deja no demasiado lejos de las cinco horas. En realidad, no tengo nada de lo que quejarme: nadé como suelo hacerlo (aunque llegué más lejos de la cola de lo que suelo hacerlo), supe contenerme en la bici (que el circuito no fuera absolutamente llano ayudaba a hacerlo) y acerté con un ritmo de carrera que pude mantener durante 16 o 17 kilómetros. He acabado corriendo a tres minutos de mi marca en media maratón. Luego, la organización, de lujo. El entorno, buenísimo. Y con entorno quiero mencionar también a Hugo. Qué majo. Y el hecho de haber juntado cuatro días libres con paradas familiares y turísticas por el camino han terminado por completar un final de temporada triatlética por todo lo alto. Ahora sólo queda centrarse en la carrera a pie, que en nada toca maratón en San Sebastián y por el camino habrá que mejorar la marca en media maratón.
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